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Bienvenido al blog de Carmen y Miguel Ángel, donde te contaremos experiencias en nuestro camino hacia la salud a través de la alimentación. Te hablaremos de la macrobiótica, te contaremos cómo preparamos nuestras recetas, te enseñaremos propiedades de algunos alimentos y en general, compartiremos contigo todo aquello que gire en torno a ser más felices a través de esta filosofía de vida.

Nosotros



Miguel Ángel Moreno




Natural de Málaga, profesional del mundo de la computación, apasionado de la innovación y la creatividad, desde hace un tiempo acá, también consciente de la importancia de la alimentación sobre la salud física y mental. Desde pequeño, mi madre y abuela siempre han sido muy pesadas con la frase "come bien" y desde Septiembre de 2011 me lo he tomado muy en serio.

Verano sí y verano también me apuntaba al gimnasio, para luego volver a estar delgado durante el resto del año, hace un año me propuse estar fuerte y tras un año de constancia lo conseguí. Durante ese reto conocí a Carmen que traía unas ideas un poco exóticas sobre lo que había que comer y lo que no.

Un viaje a Cuisine et Santé, en Saint Gaudens (Francia), me ha hecho cambiar de prioridades. Este cambio ha sido muy profundo, y es difícil de explicar en una sola entrada, así que lo iré desvelando poco a poco en nuestro blog.

Ahora he pasado de optimizar al máximo el tiempo de comer, utilizando pre-cocinados, tirando diariamente de congelador, de microondas, de todo aquello que me permitiese invertir el mínimo tiempo en la comida para poder dedicarme a otras cosas "más importantes" a ser creativo cada día con lo que como, a tener en cuenta el equilibrio de los alimentos que tomo durante cada día, en evitar que mi cuerpo trabaje más de la cuenta durante la digestión y evitar al máximo todas las sustancias que pueden ser tóxicas.

En la sociedad en la que vivimos, es complicado ser libres en muchos aspectos, y uno de ellos es el estar realmente sanos. Lo que comes hoy es lo que serás mañana. Tu cuerpo se nutre de lo que comes y con tu comida diaria te estás renovando internamente, unas células sustituyen a otras, la sangre de tu futuro estará basada en lo que comiste en el pasado, dentro que un año serás tú, pero tu cuerpo seguramente no mantenga ni una sola de las células de entonces. Creo que esto puede hacerte parar un momento a reflexionar sobre la importancia de lo que comes. ¿Estás seguro de que quieres ser en el futuro lo que te están dando de comer hoy?

Yo ya he decidido cómo quiero ir construyendo mi cuerpo hoy para disfrutar de él mañana. Y aquí te contaré cómo. ¿Y tú? ¿Te atreves?


Carmen Dugo





Yo nací en Écija (Sevilla), en una familia cariñosa y atenta, muy preocupada por la alimentación. Mi madre, que se había interesado de forma no profesional en el tema, me hablaba hace muchos años de los números E, los conservantes, colorantes, estabilizantes… El resto de la familia la creía, y formaba mejor o peor su juicio de lo que iba a comer, pero nunca hemos sido demasiado estrictos. Digamos que el tema de la alimentación no fue un motivo por el que preocuparnos, porque ya teníamos sus consejos y preparaciones, los típicos remedios caseros que lo pretenden curar todo, la homeopatía, etc.

Nuestra alimentación era la “típica mediterránea”, que tan buena fama tiene, pero sin darnos cuenta, las proteínas animales se iban convirtiendo cada vez más en protagonistas de las comidas, éramos adictos a los dulces, y había bastantes lácteos (todos los que la industria te anima a consumir) sobre todo nos encantaba el queso.

Habíamos creado un medio interno que tendía continuamente a la acidez, el caldo de cultivo ideal para ponerse enfermo. De hecho, nuestros resfriados eran muy comunes, los dolores de cabeza, desórdenes digestivos, infecciones, etc. Y en mi caso particular, tenía rojeces en la cara, reacciones alérgicas en la piel inexplicables, hinchazón abdominal a menudo, síndromes premenstruales muy agudos… 

Hay un conjunto de malestares que uno cree que son “normales”, o que te tocan porque has tenido “mala suerte”… y no es en absoluto, o por lo menos en la mayoría de los casos. Simplemente cada cuerpo manifiesta de una forma diferente que uno no está en el camino correcto. La forma sencilla y natural de alimentarse te permite tener tanta salud y libertad como los pájaros que cantan alegremente o los peces que no se resfrían por estar en aguas frías. Jamás he visto un pájaro atontado con resaca o cualquier otro animal moqueando, nos estamos contaminando para luego buscar soluciones mágicas en la medicina, que sólo pone parches…

Mi madre probó sin saberlo la dieta macrobiótica hace varios años, cuando sus niveles de azúcar en sangre se estaban excediendo. Un homeópata le aconsejó una dieta basada en arroz integral, miso y algas, con la que el problema se solucionó al poco tiempo. Recuerdo que estaba llena de energía y perdió algo de peso.

La pasta marrón que era el miso siempre me llamó la atención, su aspecto y sabor me desagradaban. No recordaba mucho de los detalles de aquella dieta, pero un tiempo después de aquello quise adelgazar y hacerlo con esa dieta, que pese a lo estricta parecía tan sana.

Fue así como topé con El peso natural de Montse Bradford, y después vinieron muchos más: Disfruta con la macrobiótica, Macrobiótica Zen, La nueva cocina energética, Filosofía de la medicina de Extremo Oriente, El libro de la vida macrobiótica, Cocina Zen… Me encantó descubrir un mundo tan lógico, consciente con el organismo y con el medio ambiente, que además me proporcionaba salud.

Este septiembre de 2011, Miguel Ángel y yo estuvimos en Cuisine et Santé, y como él comenta, fue una experiencia muy intensa. La calidad de las personas que encontramos fue extraordinaria, aprendimos mucho, y en mi caso particular fue el reencuentro con todo lo que llevaba años estudiando por mi cuenta.

Tengo que admitir que la macrobiótica ha cambiado mi vida, y me encantaría dedicarme profesionalmente de alguna forma a su difusión, porque no hay nada que me pueda llenar más que contribuir a hacer libres a otras personas.



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