Os voy a confesar una cosa: he sido una golosa empedernida.
Me encantaba atiborrarme de dulces azucarados y no podía resistir la tentación
de tomar un poco de chocolate cuando me levantaba de la siesta, por ejemplo.
Además, he sentido remordimiento al comprarlos y comerlos cuando veía que me
sobraba algo de peso. Siempre he pensado que era la doble cara de ser
afectuosa, y he notado que muchas personas cariñosas a las que adoro, están
locas por los dulces industriales también.
Hoy sabemos que el azúcar es considerado por muchos una
droga, pero al escuchar esto por primera vez nos volvemos un poco escépticos. Cuando
consumimos azúcar ocurren dos procesos:
1. Nos produce reacciones placenteras en el cerebro (dopamina)
y nos relaja, así que nos sentimos atraídos por comer dulces cuando nos
sentimos estresados, tristes o frustrados. Y cada vez que lo hacemos, se
produce un deterioro mental, sobre todo en los niños, que están desarrollando rápidamente
sus conexiones neuronales, causando problemas de atención, pérdida de memoria,
y a la larga favoreciendo enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
El azúcar es considerado en Macrobiótica como un extremo
yin, es decir, su consumo nos produce a nivel mental estados depresivos,
pasividad, cansancio, falta de vitalidad, debilidad, etc. Lo cual nos invita a
volver a consumirlo una y otra vez para sentir ese falso y breve estado de
placer.
Uno de los mitos de nuestra “moderna sociedad” es que
nuestro cerebro necesita azúcar para funcionar. Lo que la industria llama
azúcar es casi siempre azúcar refinado, de rápida asimilación, que produce todo
lo que hemos comentado. En el mejor de los casos se referirá a hidratos de
carbono simples (arroces blancos, pastas blancas, etc.). Pero los médicos saben
que los azúcares que nuestro cuerpo realmente necesita son los que
provienen de hidratos de carbono complejos (integrales, de cadena larga), esto
hace que su asimilación sea más lenta, no sobrecargan el páncreas y producen
una energía estable tanto en nuestro cuerpo como en nuestra mente.
2. Además, hay un aumento de desechos que se acumulan en las
células, entorpeciendo su funcionamiento y envejeciéndolas prematuramente. Esto
causa daños en numerosos órganos, especialmente en páncreas, hígado, y como
hemos mencionado, en el sistema nervioso.
El consumo de azúcar (yin) favorece la acidificación de la sangre y por tanto su desmineralización, obesidad, diabetes, alergias y problemas de piel.
Nosotros necesitamos tomar dulce, una cosa no quita la otra.
Este dulce natural que necesitamos se encuentra en cereales integrales, verduras y frutas, y para
que podamos apreciarlo, debemos dejar que nuestro paladar descanse de los
dulces fuertes.
En la próxima entrada os contaré factores que nos
incitan a tomar dulces, como la monotonía en la cocina, y cómo podemos preparar
deliciosos postres sin usar azúcar refinado.
Por cierto, os recuerdo que el lunes 5 de marzo será el primer taller gratuito en Málaga sobre Macrobiótica, estais todos invitados!
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